(me han sacado dos veces la imagen que tengo ahí arriba, sigan participando, total, ..la tengo guardadita jajajaja, ¡giles!. NEXT)
"un pequeño burgés ambicioso, colérico y vanidoso"(Le Monde Diplomatique acerca de Escrivá)
José María Julián Mariano Escrivá de Balaguer y Albás (1902-1975) como puede leerse en cualquier texto donde se consulte fue beatificado por Juan Pablo II el 17 de mayo de 1992 y canonizado el 6 de octubre de 2002, a cien años de su nacimiento. Su fiesta se celebra el 26 de junio, justo el día en que el caballero pasó a mejor vida. Para aquellos que respetan el credo católico, sus instituciones y su iglesia debe saberse algo acerca del proceso que convirtió a este hombre en Santo de acuerdo a la tradición y ritos católico-romanos.
Tras el fallecimiento de Josemaría Escrivá en 1975, la Santa Sede recibió miles de cartas solicitando la urgente apertura del proceso de beatificación y canonización y así, su causa se introdujo en proceso en 1981, el 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo beatificó y el 6 de octubre de 2002, lo canonizó. Hasta ahí todo estaría conforme a la regla, pero:.....
¿Cuál es el procedimiento formal para que la iglesia católica canonice a un santo?. El año 1588 el Papa Sixto V creó y puso el proceso de canonización en manos de la Congregación para las Causas de los Santos. Es esta la instancia que, basándose en el derecho canónico, determinará si alguien es llevado a los altares o no pasando antes por la categoría de Beato y, además, por el visto bueno del Santo Padre.
Hay tres pasos en un proceso de santificación:
1- Ser declarado venerable. Con el título de venerable se reconoce que un fallecido tuvo virtudes heroicas. Esto de las virtudes heroicas se trata de un decreto de la Congregación para la causa de los santos que determina que el investigado las poseía. El decreto de Escrivá salió el 9 de abril de 1990 y está en este link con todos sus detalles:http://www.es.josemariaescriva.info/articulo/decreto-sobre-las-virtudes-heroicas-del-fundador-del-opus-dei
2- Ser declarado Beato. Además de los atributos personales de caridad y virtudes heroicas, se requiere un milagro obtenido a través de la intercesión del investigado y verificado después de su muerte. Este milagro debe ser probado a través de una instrucción canónica especial, que incluye tanto el parecer de un comité de médicos (algunos de ellos no son creyentes) y de teólogos. El milagro no es requerido si la persona ha sido reconocida mártir. Los beatos empiezan a ser venerados públicamente por la iglesia local.
3- Ser declarado Santo. Con la canonización, al beato le corresponde el título de santo. Para la canonización hace falta otro milagro atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. Las modalidades de verificación del milagro son iguales a las seguidas en la beatificación. El Papa puede obviar estos requisitos. El martirio no requiere habitualmente un milagro. La canonización compromete la infalibilidad pontificia y mediante ella se concede el culto público en la Iglesia universal. Se le asigna un día de fiesta y se le pueden dedicar iglesias y santuarios. Ahí ya pasaste a ser Santo.
I- El primer milagro: la úlcera gástrica de Sor Concepción:
Los que postulaban a Escrivá para beato, presentaron el caso de la curación de una "úlcera gástrica" y una "lipocalcinogranulomatosis tumoral", que padecía una monja emparentada con miembros de la Obra, y que diagnosticaron posteriormente un internista y un analista, ambos de la Obra. No se cumplió con el requisito de que fuera un comité de médicos y algún no creyente dentro de los mismos como lo establecen las normas para estos casos.
Se trataba de una religiosa de 70 años, sor Concepción Bullón Rubio, que jamás rezó, ni se encomendó al padre Escrivá para que se curasen sus dolencias. Dirimió la autoría del milagro el testimonio posterior de familiares de la enferma, por cierto, miembros del Opus Dei, asegurando que habían pedido en sus oraciones al Padre de la Obra que intercediese ante el Padre Eterno para que sanase sor Concepción.
En medicina se dice que las úlceras duodenales desaparecen con frecuencia en corto tiempo, pudiendo no dejar rastro, por supuesto sin ninguna intervención sobrenatural, siendo muy amplia la casuística de enfermos que superan esta dolencia. En cuanto al tumor, nombre que frecuentemente se asocia con el cáncer, no es otra cosa que un aumento de volumen de una parte inflamada. Muchos de estos abscesos son benignos, como el que tenía sor Concepción, que sólo le ocasionaría las molestias producidas por la compresión de las partes próximas. En definitiva, el tumor diagnosticado no es otra cosa que un depósito de calcio en grasa, que puede ser reabsorbido, como ocurre con los quistes sebáceos.
La propia comunidad religiosa donde vivía la enferma no fue consciente, en un primer momento, de la trascendencia milagrosa que iba a tener la curación de sor Concepción, de tal suerte que las monjas no han sido capaces de fijar la fecha exacta del prodigio. La propia superiora general de las Carmelitas de la Caridad Vedruna, sor Catalina Serna, confesó a Carandell que se enteró por el periódico del milagro operado en una religiosa carmelita y creyó que se trataba de una hermana de otra congregación. Este milagro presentado y probado en esas circunstancias le valió el rango de beato a Escrivá en 1992."apenas diecisiete años después de su muerte y de un proceso expeditivo donde sólo se tuvieron en cuenta los testimonios positivos" (Le Monde Diplomatique. "El poder del Opus Dei", 2001) ¡¡¡GoooooOOOOOl del Opus!!!
II-El segundo milagro: la radiodermitis crónica de Manuel Nevado Rey
Pero la Iglesia exige un segundo milagro para ser santo a aquellos que no han muerto martirizados y era una pena dejar pasar el año del centenario del nacimiento de monseñor Escrivá sin elevarle a este rango. Así que, el segundo milagro, se trata de la curación, mediante estampita de José María Escrivá, del médico Manuel Nevado Rey (FOTO), que como consecuencia de la exposición a los equipos de radiodiagnóstico, sufría una "radiodermitis crónica" hacía 30 años.
La medicina no es una ciencia exacta pero sí las estadísticas que genera su casuística, y un considerable porcentaje de este tipo de enfermos se cura cuando dejan los pacientes de estar sometidos a la exposición de las radiaciones, que es lo que el doctor Nevado confiesa que hizo. En cualquier caso, la afección no era cancerígena.
Luego hay otro aspecto que es preciso tener en cuenta, los efectos biológicos de la fe. En efecto, en los estados de gran excitación devota, se ha demostrado a partir de mediados de la década de 1970, que el cerebro segrega una diversidad de potentes drogas, conocidas como endorfinas, algunas de las cuales pueden tener importantes efectos curativos. Es lo mismo que vienen haciendo los curanderos desde hace siglos, sin que a ninguno de ellos se le haya elevado a los altares. Conocedores de este efecto psicobiológico, los laboratorios prueban sus fármacos dando a la mitad de los enfermos del test unas cápsulas sin el principio activo, y lo curioso es que un porcentaje de ellos se cura, sin que hasta el momento se hayan calificado estos casos de milagrosos.
Nada de lo que antecede es nuevo para los médicos. Las razones por la que los 60 facultativos de la Congregación para la Causa de los Santos, que previo pago de 500 dólares por caso, dictaminaron que lo sucedido al doctor Nevado era "científicamente inexplicable", nunca las conoceremos. A no ser que alguno quebrante el secreto pontificio al que están sometidos bajo pena de excomunión y, por supuesto, de no hacer más informes.
Y colorín colorado, un nuevo santo ha llegado: Segundo gol del Opus Dei.
Estos detalles como otros de la beatificación y canonización de Escrivá se encuentran en la página de ex miembros del Opus Dei de todos los rangos que se fueron de esa organización por diferentes razones y que se ofrecen como una ayuda para quienes estando en "la obra" quieren salir de ella o buscan aclaraciones acerca de esa posible decisión; su lema es "¡Gracias a Dios nos fuimos!": http://www.opuslibros.org/prensa/polemicos_milagros.htm